Fue precisamente gracias a este liderazgo organizado y de cierta forma centralizado, que los pingüinos consiguieron que la movilización durante ese año fuera catalogada como un éxito para sus pretensiones y pusiera en jaque al gobierno de la recién asumida Michelle Bachelet. Como lo explica Jacques Gerstle en “Comunicación y Política”, este tipo de crisis llaman la atención de los medios, por lo que se constituyen temporalmente en el objeto privilegiado de la acción de los gobiernos”. Y precisamente durante esos días del otoño de 2006, el principal objeto de preocupación del gobierno chileno, eran los estudiantes que comenzaban a desestabilizar al gobierno, llevando incluso a la caida de los ministros de educación –Martín Zilic- e Interior –Andrés Zaldivar-.
Y pese a que un entramado partidario, rodeaba a los estudiantes, ellos se mantuvieron siempre alejados de las intenciones partidarias poniendo como primera importancia y prioridad, el porvenir del grupo estudiantil.
Dentro de estos líderes que marcaron dicha protesta, podemos encontrar a los siguientes que fueron quienes se llevaron el peso de la responsabilidad y organización de la masa estudiantil:
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